viernes, 11 de diciembre de 2015

La Secretaría de Cultura que México necesita


Por Ernesto Piedras Feria*

Siempre.- Existe hoy un importante avance en el reconocimiento que se le brinda a la cultura tanto por su carácter espiritual, estético y moral con un amplio contenido simbólico, como por tratarse de un recurso económico fundamental y, como tal, productivo. A pesar de ello, no cabe duda de que actualmente existe un gran potencial para eficientar el trato que se le brinda a este ámbito en México.

Poco a poco las actividades que tienen como insumo principal la creatividad, han ido adquiriendo importancia en la escena nacional, atrayendo el interés de organismos como el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) que incentiva el desarrollo de instrumentos de medición para la cuantificación y exploración de este sector. Sin duda alguna, el sector cultural resulta de suma importancia para el desarrollo integral del país, ya que se ha identificado que las Industrias Culturales y Creativas (ICC) conforman un componente básico de la producción en el país, resultando en la generación de empleos, ejercicios de inversión, flujo de divisas, desarrollo y bienestar social.

De acuerdo con las estadísticas más recientes, las ICC generan flujos económicos equivalentes al 7.3% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional. Esto las posiciona como uno de los principales sectores productivos de la economía mexicana, por encima de otros como la industria textil o la automotriz, entre muchas otras. Así, la Cultura y la Creatividad se consolidan como uno de los principales pilares económicos del país y por ende como un importante motor para el desarrollo.

Resulta muy importante para el sector creativo y cultural contar con un corpus legal e institucional integral basado en reglas claras, estables y conducentes que garanticen su gestión y desarrollo sustentable.

En este contexto, resultaba una necesidad impostergable que la cultura tuviera un reconocimiento jurídico e institucional propio. A partir del informe presidencial del año 2015 se abrieron las puertas a una nueva oportunidad para el desarrollo de las ICC en México. La iniciativa para la conformación de una Secretaria de Cultura constituye una posible alternativa para elevar la capacidad de los creadores, artistas, investigadores, académicos, políticos y demás agentes del sector para alcanzar su potencial.

¿Es la Secretaria de Cultura la solución?

Sin duda, establecer una Secretaría de Cultura en sí misma no es una solución que impulse al sector cultural, sin embargo, suma al músculo institucional para gestionar, presupuestar y fomentar la transversalidad de las políticas culturales y alcanzar la alineación con el complejo social nacional. Por lo tanto uno de los principales retos de esta nueva Secretaría será la creación de una plataforma de diálogo entre los diferentes sectores del contexto nacional.

Resulta inverosímil que un país como México, con una vasta riqueza y tradición cultural no contara con un corte institucional del más alto nivel. Aunque el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) es un antecedente importante, el hecho de que estuviera inmersa en el quehacer de otra secretaría, la Secretaría de Educación Pública, propiciaba que la Cultura no contara con un tratamiento especial pues ni en su nombre ni estructura se encuentra el vocablo Cultura, mostrando su incapacidad de gestión de recursos para los creadores.

Es de esperarse que la Cultura, en su rango de Secretaría de Estado, tenga legalmente mayor capacidad de gestionar recursos. Con la nueva dependencia se podrá lograr mayor eficiencia administrativa, y así apuntalar e impulsar la cultura en nuestro país. Al tener el rango administrativo más alto, la Secretaría de Cultura contará con más elementos para un mejor aprovechamiento de la infraestructura cultural que se ha construido por años y podrá además aprovechar la experiencia acumulada por las instituciones como el INBA e INAH

Con la creación de la nueva secretaría se tiene la oportunidad de contar con un ente administrativo que brinde estructura, articule y empate las políticas culturales con las políticas públicas de los tres niveles del gobierno. Para lograr un cambio efectivo, la nueva secretaría tendrá que estar acompañada de un enfoque de política pública integral que contemple el desarrollo social, comercial, de aranceles, de hacienda conforme al pago de especie, de turismo, entre otras, para convertirse en una institución pivote y centro de múltiples roles.


Acerca de la estructura

Indudablemente el esfuerzo que representa integrar a un nuevo órgano institucional de promoción, protección y difusión de la cultura deberá contar con áreas de: patrimonio histórico; artes plásticas y audiovisuales; museos, archivos y bibliotecas estatales; artes escénicas, música y danza; actividades cinematográficas y audiovisuales de producción, distribución y exhibición; industrias culturales y creativas; promoción y difusión de la cultura mexicana; defensa y protección de la propiedad intelectual; fomento del libro y la lectura y el estímulo a la creación literaria; elaboración y gestión del plan de infraestructuras culturales del Estado; y orientación e impulso de las relaciones internacionales en materia de cultura.

Además, es imprescindible que la nueva Secretaría cuente con una subsecretaría de planeación estratégica e industrias creativas que genere evaluaciones periódicas de consumo, apoyo a creadores y financiamiento para nuevos productores culturales.

Se requerirá de una política cultural Integral en la construcción de iniciativas fiscales para la cultura que incluyan la gestión de fondos prestables para creadores emprendedores como el mecenazgo. Aunado al papel fundamental en la generación de empleo, producción, exportación, desarrollo social, inversión, entre otros varios aspectos de la contribución económica. Incluyendo su rol en la formación de funcionarios públicos especialistas en el sector. Por ejemplo, en el Banco de México o en la Secretaría de Relaciones Exteriores donde se alcance un servicio civil de carrera, con una larga tradición de generar desarrollo profesional especializado.

En consecuencia, la creación de la nueva secretaría resulta positivo en esta nueva fase. Sin embargo, no hay que olvidar que surge en un momento complicado para el sector público, en el que se observa cierta inestabilidad en las finanzas públicas. Así, la Secretaría de Cultura deberá ejecutar sus funciones bajo esquemas transparentes, con objetivos claros para estimular el desarrollo integral del país y detonar el potencial de crecimiento de las industrias culturales y creativas de México.


*Especialista en políticas culturales



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